Testimonios
Me llamo Lucila, y para la ceremonia de mi Bat Mitzvá voy a leer la Parashá Ki Tavo, que se encuentra en libro Dvarim, Deuteronomio, el quinto y último libro de la Torá, donde relata el último discurso de Moshé hacia los Bnei Israel antes de morir y antes de que ellos entraran a la Tierra Prometida.
La Parashá cuenta que Moshé instruyó a los Bnei Israel: “Cuando entres a la tierra que D´s quiere y promete entregarte como una herencia eterna, la establecerás y cultivaras, traerás los primeros bikurim (primicias) de tu huerta hacia el templo”. La Parashá incluye las leyes de los diezmos dados a los Leviim, las instrucciones detalladas de cómo proclamar las bendiciones y las maldiciones en los montes Grizim y Eival. También habla de la recompensa y bendiciones por el cumplimiento de los mandamientos de D´s, y de las consecuencias de no cumplirlos (como enfermedad, hambruna, pobreza y exilio). Moshé recuerda cómo D´s los guió durante los 40 años en el desierto, con las grandes señales y maravillas, mientras que “vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie”. Moshé concluye diciendo al pueblo que sólo hoy, cuarenta años después de su nacimiento como pueblo, alcanzaron «un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar».
Me interesó el tema de la bendición (o recompensa) y la consecuencia de cumplir o no las Mitzvot. Entiendo que todas nuestras acciones tienen una recompensa, o una consecuencia. O sea, después de las acciones siempre hay consecuencias, sean buenas o malas, siempre las hay.
Yo soy una persona que no piensa mucho las cosas que está a punto de decir o hacer, entonces mi Parashá me enseña sobre las recompensas y las consecuencias de hacer las cosas. Por ejemplo, me encuentro un collar que no es mío y me gusta mucho, y me lo quiero quedar… tengo que pensar qué es lo que puede pasar si me lo quedo, si la dueña del collar se da cuenta o no… tal vez se puede armar una pelea. O puedo buscar al dueño y devolvérselo, seguramente me agradezca, y así me voy a sentir bien conmigo misma.
Uno de los Psukim que me interesó fue el Pasuk 28:23, en el contexto de las consecuencias de la desobediencia a Hashem, que dice: “Y el cielo que está sobre tu cabeza será de cobre, y la tierra que está debajo de ti, de hierro”. Entiendo de este Pasuk que si desobedecemos a D´s, las cosas van a ser duras. Entonces es importante obedecer a Hashem.
Entiendo que si llego a encontrar algo que no es mío, tengo que buscar al dueño y devolver la propiedad ajena, porque si no lo hago tendría consecuencias, ya que no estaría cumpliendo la Mitzvá de cuidar las cosas que no son mías y devolverlas (que aparece en la Parashá anterior).
Como dice el Pasuk 29:9: “Guardareis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis”. Lo que entiendo de este Pasuk es que tengo que cumplir lo que dice Hashem.
Me propongo pensar mejor las cosas antes de hacerlas, para evitar problemas con otras personas y cumplir las Mitzvot, entendiendo que todas nuestras acciones tienen consecuencias.
En concreto, me propongo a:
1) Cuando vea algo que no es mío, aunque yo lo quiera, buscar al dueño.
2) Explicarle a las personas que no entienden, por qué hay que cuidar la propiedad ajena.
3) Si llego a ver a alguien que no encuentra algo suyo, ayudarlo/a a buscar lo que se le perdió.
4) Cuando hago una promesa o digo algo, lo cumplo.
5) No decir lo que estoy diciendo para quedar bien con la gente, sino decirlo para cumplirlo.
6) Si se me llega a perder algo y alguien me ayuda a encontrarlo y lo encuentra, agradecerle, como a mí me gustaría que lo hicieran.
7) No solo cumplir la Mitzvá de respetar la propiedad ajena, sino, también pensar varias veces las recompensas y las consecuencias de las acciones que estoy a punto de hacer, y cumplir otras Mitzvot.