Testimonios
Me llamo Federico y para la ceremonia de mi Bar Mitzvá voy a leer la Parashá Ekev, que está en el libro Dvarim (Deuteronomio). La palabra Ekev significa “talón” y “consecuencia”, y comienza hablando de las consecuencias de escuchar, guardar y cumplir los mandamientos de Hashem.
La parashá Ekev, habla sobre la importancia de cumplir las ordenanzas de Hashem, y describe las recompensas y las consecuencias de hacer y cumplir (o no) estas Mitzvot. Como Rambam y nuestros sabios dicen: la mejor recompensa de una Mitzvá es recibir la Mitzvá misma, o la oportunidad de cumplir con otra. En la Parashá, Moshé relata nuevamente la entrega de los Diez Mandamientos y las Segundas Tablas, se relatan los errores del pueblo en el desierto, y como consecuencia la ira pero también el perdón de Hashem. Hay más detalles sobre la Tierra Prometida; se recuerda la generosidad de Hashem que proveyó al pueblo de sus necesidades, a cambio de nada, o a cambio de quejas y rebeliones; dice en la Parashá: «el hombre no vive sólo de pan, sino de la palabra de D´s vive el hombre»; Moshé ordena al pueblo a ser cuidadosos de no volverse soberbios y pensar que «mi poder y la fuerza de mi mano me dieron esta riqueza», recordando a Israel que no crean en sus propios méritos, ya que no es de ellos el éxito, sino que todo es por obra de Hashem, quien los protege y guía; aparece en esta Parashá la bendición de las comidas (Birkat Hamazón): “Cuando hayas comido y estés satisfecho, bendecirás a Hashem tu D´s por la tierra buena que te habrá dado”; Moshé recuerda que fueron setenta almas las que bajaron a Mitzraim en épocas de Iosef, y la bondad de Hashem permitió que luego sus descendientes fueran tan numerosos como las estrellas que hay en el firmamento. Por último, aparece el segundo capítulo del Shemá, que repite los preceptos fundamentales enumerados en el primer capítulo y describe la recompensa y consecuencia por observar los preceptos de D´s, y el resultado adverso (hambruna y exilio) por no cumplirlos.
La Parashá Ekev habla de consecuencias, que todo lo que hacemos tiene una consecuencia, buena, o mala. Yo soy un chico que no siempre pienso en lo que puede llegar a pasar, y muchas veces las consecuencias de mis actos son malas. En este camino de «Talmud Tora», mientras pensaba qué me enseña esta Parashá, estuve trabajando sobre las cosas que hago mal, y cómo puedo hacer que su consecuencia sea mejor. Por ejemplo: cuando reacciono mal en una discusión, cuando mis hermanos me excluyen y me pongo celoso, y cuando me critican. Aprendí que puedo evitar reaccionar impulsivamente para que esto no tenga malas consecuencias. Esta Parashá me enseña, desde mi punto de vista, a pensar dos veces en lo que hago, porque todo lo que hago tiene consecuencias, y cuando reacciono impulsivamente, algo peor puede ocurrir.